La salud familiar va más allá de visitar al médico y tomar las medicinas indicadas.
Prevenir los riesgos asociados a la salud puede convertirse en una actividad en la que participen todos los miembros de la familia, en la cual los estilos de vida saludables no se sientan como una imposición, sino una forma divertida de aprender a cuidar de los nuestros.
La familia juega un papel fundamental a la hora de inculcar hábitos de vida saludables: lo que aprendemos de niños puede quedarse con nosotros en forma de comportamientos que nos acompañarán a lo largo de nuestras vidas.
Lógicamente, la casa nos ofrece una oportunidad de oro para enseñar a los más pequeños con el ejemplo, haciendo que estas acciones se reflejen en el bienestar físico y emocional familiar.
En esta ocasión, te recomendamos los siguientes tips para promover la salud familiar en casa:
1. Alimentación balanceada
Mucho se habla de la alimentación saludable, pero ¿es realmente tan importante? ¡Definitivamente sí!
Una alimentación completa y balanceada es la base para conservar nuestra salud, prevenir enfermedades y evitar el deterioro temprano de nuestro sistema inmune.
Mediante ella, le estaremos dando a nuestro organismo los nutrientes que necesita para funcionar de forma adecuada.
Un tip que funciona es conocer acerca de los macronutrientes y micronutrientes, sustancias presentes en todos los grupos alimenticios que están encargadas de permitirle al cuerpo cumplir sus procesos y mantenerse sano.
En efecto, los macronutrientes los encontramos generalmente en:
- Agua;
- Carbohidratos;
- Grasas;
- Proteínas.
Estos elementos nos proporcionan nutrientes esenciales, indispensables para la construcción y el crecimiento de tejidos y órganos, la regulación de funciones internas y la generación de energía.
Por su parte, los micronutrientes incluyen las vitaminas y minerales, esenciales también para mantenernos vivos. Eso sí, solamente necesitamos pequeñas cantidades de estos para facilitar las reacciones químicas en el cuerpo.
El conjunto de las vitaminas y minerales podemos obtenerlo principalmente de:
- Verduras de hojas verdes;
- Frutas;
- Productos lácteos;
- Aceites vegetales.
Ahora ya sabes que para tener una alimentación saludable puedes buscar un balance entre macro y micronutrientes.
2. Consumo de líquidos
De la mano de una buena alimentación va la hidratación, la cual permite el adecuado funcionamiento de nuestro organismo por medio de los siguientes beneficios:
- Mejora la digestión;
- Previene el mal aliento;
- Repara la piel y el cabello;
- Favorece la correcta respiración;
- Aumenta el rendimiento físico y mental.
En virtud de ello, fomenta el consumo de dos a tres litros diarios de agua por cada miembro de tu familia y evita las bebidas procesadas y azucaradas.
Las mejores opciones de bebidas siempre serán las que puedas preparar en tu cocina con pleno conocimiento de los ingredientes que pongas en ellas.
3. Gestión de emociones
Las emociones son parte de nuestra vida y tienen mucho que enseñarnos.
Gestionar las emociones significa ser conscientes de lo que sentimos: debemos aceptarlas —sin etiquetarlas como buenas o malas— para entenderlas y, si es necesario, regularlas.
Cuando aprendes a realizar este proceso con tus emociones, es más fácil que lo promuevas en tu familia para vivir en un ambiente agradable, donde sus opiniones y sentimientos sean considerados equitativamente.
4. Ejercicio y actividad física
En todas las etapas de la vida, el ejercicio juega un papel fundamental para nuestro bienestar. Por consiguiente, cuando crecemos en el seno de una familia interesada en practicar actividad física es más probable que este se convierta en un hábito saludable que conservemos hasta nuestra vida adulta.
Algunas ventajas del ejercicio son:
- Mantenimiento de un peso saludable y equilibrado;
- Fortalecimiento del sistema inmune;
- Prevención de enfermedades relacionadas con el corazón y la circulación sanguínea;
- Fortalecimiento de los músculos y mejora de la resistencia, lo que se traduce en mayor tolerancia a la fatiga;
- Mejora del estado de ánimo.
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5. Chequeos regulares
Escucha a tu cuerpo y enséñale a tus hijos a que escuchen el suyo.
No se trata de correr al médico cada semana, pero tampoco es recomendable pasar por alto dolencias, reacciones o enfermedades leves como resfriados o fiebre.
En algunos casos, los síntomas podrían ser una señal de que algo más puede estar afectando la salud y es preferible prestarles atención a tiempo para evitar que se conviertan en un padecimiento grave o crónico.
6. Limpieza del hogar e higiene personal
Mantener limpio el lugar donde habitamos es importante para la salud familiar: incluye el lavado de manos constante, la desinfección de alimentos y todos los artículos que compres apenas lleguen a tu casa.
Organiza jornadas de limpieza en las que pueda participar toda la familia para evitar que una sola persona haga todo, pues al realizarla grupalmente podría ser una actividad divertida.
Una buena idea es usar un calendario para programar los espacios que serán sometidos a limpieza semana a semana para no acumular suciedad en tu hogar.
Asimismo, la higiene personal influye de manera directa en la salud de nuestra familia: mantener la piel, cabello, uñas y dientes limpios puede ayudarnos a prevenir infecciones y nos hará sentir más cómodos.
Ello incluye tomar un baño diario y utilizar ropa limpia, lo cual impedirá la propagación de bacterias y virus causantes de enfermedades.
7. Eliminación del moho en tu hogar
A veces es inevitable la aparición del moho, sobre todo en lugares que están poco ventilados, como los armarios, y expuestos a humedad constante, como los baños.
El moho no solo puede ser causante de alergias cutáneas y respiratorias, también puede empeorar condiciones de asma, rinitis o gripe.
Afortunadamente, no todo está perdido y hay acciones sencillas que podemos realizar constantemente para evitar —o retrasar— la aparición de moho en nuestros espacios, como:
- Abrir las ventanas todos los días;
- Instalar deshumidificadores en varias partes de tu casa como closets, zapateros, alacenas, libreros y habitaciones que pasen cerradas la mayor parte del tiempo;
- Tratar de no secar ropa adentro de tu casa para evitar que la humedad se quede guardada;
- Limpiar y mover los muebles, sofás y camas al menos cada dos meses.
Al poner en práctica estos sencillos consejos, estarás realizando una gran inversión en la salud de tu familia a largo plazo, pues no hay mejor receta que prevenir a tiempo mediante hábitos saludables.
¿Qué hábitos de salud practicas con tu familia? ¿Qué te parecen estos tips? ¡Déjanos saber en los comentarios!
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